Historia de Fañanás 1: Fañanás hasta la Reconquista
711: La invasión musulmana

Territorio de Al-Ándalus en el año 714
La Hispania visigótica es un completo desastre, con una nobleza que controla diversos territorios y una corona que no es hereditaria sino que se obtiene a través de cruentas guerras internas entre familias y compras de voluntades. Todo ello provoca un grave vacío de poder y un enorme desgaste militar y económico, lo cual favorece la ocupación musulmana de casi toda la península sin apenas esfuerzo y en muy poco tiempo.
Con el apoyo del Conde Don Julián, gobernador de la plaza de Ceuta y fiel partidario de Vitiza, las tropas musulmanas dirigidas por Táriq ibn Ziyad llegan a Hispania el año 711. Miles de musulmanes cruzan el estrecho con la misión de ayudar a los herederos del fallecido rey Vitiza contra el nuevo rey Don Rodrigo, al que consiguen derrotar en la batalla de Guadalete, acontecimiento que acaba suponiendo el final del estado visigodo y el inicio de la ocupación musulmana. Don Julián, considerado desde entonces como un traidor y apodado como "el hombre más malo del mundo", es enterrado según una leyenda ante la puerta de la Iglesia de San Pedro de Loarre, en el castillo oscense de Loarre, para que todo el mundo pueda pisotear su tumba.
Los musulmanes fundan nuevas ciudades, como Almería, Murcia, Calatayud, Madrid o Daroca, al tiempo que potencian y mejoran viejas ciudades romanas, como Córdoba, Sevilla, Toledo o Zaragoza. Las zonas ocupadas son divididas en "marcas", que se organizan en función de su carácter fronterizo con otros territorios y de su capacidad ofensiva/defensiva.
La Marca Superior es la que se encuentra más alejada de la capital de Al-Ándalus (Córdoba), por lo que también se la denomina Marca Extrema o Marca Mayor, e incluye los distritos de Tortosa, Tarragona, Lérida, Huesca, Tudela, Zaragoza y Calatayud, todos ellos bajo el control de Zaragoza, que era conocida también como "la metrópolis".
Tras la llegada de los musulmanes, la población de la Marca Superior queda compuesta por:
●  Árabes: La élite musulmana, en franca mayoría sobre los beréberes y dividida en dos grandes grupos tradicionalmente enfrentados entre sí, los procedentes de Yemen (árabes del Sur) y los árabes del Norte.
●  Beréberes: En constante enfrentamiento con los árabes.
●  Muladíes: Autóctonos de la Península Ibérica que aceptan convertirse al Islam y colaboran en la implantación del estado musulmán, acogiéndose en gran número al nuevo linaje mawla, creado ex profeso para facilitar la arabización de muchas familias hispanas o beréberes.
●  Mozárabes y judíos autóctonos: Mantienen su propia religión aunque dentro de una completa arabización cultural, gozando de un estatuto de protegidos o "dimmíes".

Palacio de la Aljafería de Zaragoza

Vista aérea del casco histórico de Huesca © Google Earth v.7.1.2.2041 - 2013 Google Inc. - 2016 DigitalGlobe
La ocupación del territorio requería dominar las ciudades más importantes del reino visigodo, y Zaragoza era una de ellas. Los musulmanes entran pacíficamente en Zaragoza durante la primavera del año 714, tres años después de su desembarco en Gibraltar y tras haber sometido Córdoba, Sevilla, Mérida, Toledo y otras poblaciones. La población de Zaragoza sabía que los invasores no tardarían en llegar y no contaba con los medios necesarios para impedirlo, por lo que se somete en su mayor parte sin ofrecer ninguna resistencia. Los nobles visigodos y las altas dignidades eclesiásticas son los únicos que huyen en busca de refugio entre los clanes indígenas de las montañas del Pirineo.
Una parte de los árabes que avanzan por la Marca Superior se detiene ese mismo año en Huesca, acampando ante sus muros y poniendo cerco a la ciudad. Mientras los musulmanes edifican viviendas a su alrededor, plantan huertas y siembran campos para asegurarse la subsistencia, los habitantes de Huesca permanecen sitiados en la Alcazaba vieja. Tras siete años de asedio, cuando la población cristiana de Huesca ve su situación completamente insostenible, sale al encuentro de los árabes pidiéndoles el perdón para ellos, sus hijos y sus bienes.
Los musulmanes se apoderan más tarde de las tierras del Nordeste peninsular, y el año 720 atraviesan incluso los Pirineos, tomando por la fuerza Narbona, Carcasone, Nimes y el resto de la Septimania, la última provincia goda todavía independiente.
Durante la ocupación musulmana, Huesca y Zaragoza son motivo de continuas fricciones entre diversas familias y grupos políticos musulmanes, que desean el control del poder en la Marca Superior. En esta etapa de grandes traiciones, revueltas políticas y tensas intrigas, algunas familias de muladíes como los Banu Amrus y los Banu Muza se hacen con el control de Huesca, gobernando unas veces bajo la protección del creciente poderío de los emires de Córdoba, y otras en alianza con cristianos del Norte, llegando incluso a enlazarse matrimonialmente con la nobleza de Pamplona y Aragón.
Los escritores árabes de la época describen Huesca como una antigua y hermosa ciudad con animados bazares, prósperas industrias, termas y jardines, e inmersa en un gran florecimiento cultural, con diversas academias de estudios y muy relevantes personalidades, como el poeta Abu 'Abd Allāh al Waski y el historiador y jurisconsulto Abulmathreph. Bajo la influencia creciente de los tuyibíes de la taifa de Zaragoza se rompen las relaciones amistosas con los cristianos, surgiendo tensiones con la población mozárabe que ve disminuir el número de sus iglesias.
Los francos comienzan a organizarse para frenar la expansión de Al-Ándalus, temerosos de que pueda llegar a unirse con la expansión musulmana por Oriente, lo cual supondría el dominio total de lo que hoy conocemos como Europa. En el año 732, la derrota árabe en la batalla de Poitiers se convierte en todo un símbolo, y tanto Carlomagno como su hijo Luís el Piadoso comienzan a recuperar territorios, estableciendo guarniciones en el Pirineo de Navarra y Aragón, mientras el conde de Toulouse toma posesión de las tierras del Pallars y de la Ribagorza. En los años 797 y 805, los francos llegan incluso a sitiar Huesca, pero no consiguen arrebatársela a los musulmanes.
970: Primera cita documental del topónimo Fañanás
Las primeras citas documentales del topónimo Fañanás se dan en dos documentos de los años 970 y 994 pertenecientes al Cartulario de San Juan de la Peña.
1063: La Reconquista se aproxima a Huesca
El rey aragonés Sancho Ramírez, que incorporará la corona de Navarra a la de Aragón en 1076, reconquista diversos territorios sin demasiado esfuerzo y de una manera muy inteligente, ya que aprovecha una cruzada predicada en 1063 por el Papa Alejandro II según la cual se concede indulgencia plenaria a quienes participen en la toma de Barbastro, por lo que muchos caballeros del rey de Francia acuden para combatir a los musulmanes, algunos incluso pertrechados con máquinas de asedio.

Retratos imaginarios de los reyes Ramiro I de Aragón (rey de Aragón, Sobrarbe y Ribagorza) y su hijo Sancho Ramírez de Aragón (Sancho I de Aragón y V de Pamplona), realizados aproximadamente en 1851-1854 por el pintor malagueño Manuel Aguirre y Monsalbe

Sancho Ramírez tomando juramento a sus hijos durante el asedio de Huesca
Desde las montañas de Jaca se lanza un cuerpo de ejército que irá ocupando la zona comprendida entre los ríos Isuela y Flumen, mientras otro cuerpo de ejército procedente de Nocito conseguirá finalmente fortificarse en el castillo de Santa Eulalia la Mayor para continuar descendiendo y ocupando los territorios situados entre el Flumen y el Alcanadre. Estas expediciones conquistarán entre otros lugares el castillo de Corbinos y el de Alquézar (cuyo término incluía las villas de Buera, Colungo y Adahuesca) y se vencerá a los musulmanes en la batalla de Pitiellas (lugar ya desaparecido próximo a la localidad de Barbués), llegando a conseguirse doce villas en los alrededores de la ciudad de Huesca, y con ellas los ingresos necesarios para comenzar la construcción del panteón real de San Juan de la Peña.
1063: Sancho Ramírez reconquista el Castillo de Fañanás
El castillo de Fañanás, que ya durante la reconquista aparece documentado como ". . . Castrum et Villa . . .", y atendiendo a las referencias dadas por Santiago Broto Aparicio, es reconquistado por el ejército de Sancho Ramírez, nombrándose a Ariol Íñiguez como tenente temporal del mismo en 1063.
El cercano pueblo de Torres de Montes conserva claramente en su topónimo el origen y la función que desempeñó durante la Reconquista. Torres es un topónimo muy empleado en esa época, ya que durante el avance cristiano surge la necesidad de construir nuevas torres o baluartes que aseguren la defensa de los territorios recuperados y sirvan como sólida retaguardia durante las luchas por la anexión de nuevos territorios. Torres de Montes nace pues como un enclave estratégico desde el cual organizar la conquista de los importantes castillos musulmanes de Antillón, Bespén, Blecua y Fañanás. En el siglo XII se llamaba Torres de García Jiménez, y es evidente que si el nombre le vino de su origen militar, el apellido actual lo heredó de su paisaje.
1085: Huesca sitiada
El rey Sancho Ramírez consigue aproximarse a Huesca, fundando en 1085 el Castillo de Montearagón sobre un cerro a escasos 5 Km al este de la ciudad, una fortaleza estratégica que permitirá mantener sitiada la capital oscense durante doce años.

Castillo de Montearagón
El 4 de Junio de 1094, y según una hipótesis de investigación histórica, Sancho Ramírez fallece de muerte natural mientras se encuentra en una huerta próxima a la ciudad sitiada, aunque según la hipótesis más tradicional su muerte fue debida a una certera saeta lanzada por un ballestero musulmán mientras se preparaba el asalto a la ciudad. Ambas hipótesis han sido ampliamente defendidas y documentadas por Antonio Ubieto Arteta y Ricardo del Arco y Garay en las páginas de la revista de ciencias sociales Argensola, editada por el Instituto de Estudios Altoaragoneses. La batalla de Alcoraz, definitiva para la liberación de Huesca, tendrá lugar pues bajo el mando de su hijo Pedro I.
1096: La batalla de Alcoraz
La victoria conseguida en los llanos de Alcoraz, muy cerca de Huesca, permite a los reyes de Aragón salir definitivamente de las tierras pirenaicas y expansionar sus dominios por el Somontano aragonés y más tarde por el Valle del Ebro. En esta batalla resulta decisiva la ocupación del Pueyo Sancho o Cerro de San Jorge, que deja a los musulmanes sin comunicación posible con su retaguardia.
Almostaín de Zaragoza (Al Mustain II), en un supremo esfuerzo por liberar Huesca, acude rápidamente con un gran ejército reforzado con contingentes castellanos, pero es derrotado. Las leyendas cuentan que en el transcurso de la batalla apareció San Jorge montado a caballo y acompañado de otro guerrero, los cuales "incomprensiblemente y al mismo tiempo" estaban peleando también contra los musulmanes en la lejana Antioquía.
La llamada Bolscan por los íberos, Osca por los romanos y visigodos durante más de nueve siglos, y Wasqa por los musulmanes durante casi cuatro siglos, la ciudad con noventa torres y siete puertas, se rinde el 24 de Noviembre de 1096 al rey Pedro I, el cual hace su entrada triunfal en la ciudad el 27 de Diciembre. Es una importante victoria, ya que se trata de la ciudad más grande de este distrito musulmán, una ciudad muy bien protegida que pasa a ser la primera gran población que la reconquista aragonesa consigue arrebatar definitivamente al Islam.
Los musulmanes que permanecen en la ciudad ven respetadas sus propiedades, usos, costumbres y religión, aunque se les impone la obligatoriedad de habitar en los barrios del Sureste, entre las dos murallas, mientras que los judíos ocupan el barrio Oeste. La aljama judía llega a tener un gran peso en la ciudad, pues cuenta con sobresalientes personalidades en los distintos ámbitos del conocimiento, como Moshé Sefardí, conocido como Pedro Alfonso tras su conversión al cristianismo, un famoso rabino, escritor, matemático y astrónomo de origen judío que llegó a ser el médico personal de Alfonso I de Aragón.
1096: Donación del Castillo de Fañanás a Sancho Garcés de Cerasvas
El rey Pedro I recompensa a su fiel servidor Sancho Garcés de Cerasvas con parte del Castillo de Fañanás, haciendo la donación ". . . con la condición de que Sancho Garcés de Cerasvas y sus descendientes, tengan allí, en nombre de Jesús Nazareno, de San Pedro y del obispo oscense, lo que hasta ahora ha tenido en mi nombre y sirva como a mí me ha servido . . .".
1097: Donación del Castillo y la Villa de Fañanás a la Catedral de Huesca
Tras la reconquista de Huesca, la antigua capital y sede episcopal del Reino de Aragón, que estaba establecida en Jaca, es trasladada a Huesca, y su mezquita mayor, que había sido construida sobre una antigua iglesia visigoda, es consagrada como catedral, al tiempo que el monasterio francés de San Ponce de Tomeras pasa a ocupar la vieja iglesia mozárabe de San Pedro.
Pero el rey tiene el deber de dotar a la catedral de propiedades cuyas tributaciones permitan mantener el culto y la subsistencia del obispo y el cabildo, para lo cual firma el documento de donación real del 5 de Abril de 1097 por el que:
". . . Pedro I dona a la catedral las posesiones de la mezquita, más para remedio de su alma y las de sus padres y por la salud de su hijo Pedro, el Castillo y Villa llamados de Fañanás, cerca de Alcalá . . .".
En esta donación se incluyen también las poblaciones de Alcalá del Obispo y Sesa, creándose de este modo el Señorío del Obispo de Huesca. El documento permite también conocer hasta qué punto adquiere la Iglesia el dominio de estos lugares, pues indica que son donados ". . . con todos sus términos cultos e incultos, con todos los hombres que allí habitan y los que lo habitarán . . .".
Hacía apenas un año que el rey había firmado un documento de donación de parte del Castillo de Fañanás a nombre de su fiel servidor Sancho Garcés de Cerasvas y de sus descendientes, documento del que sólo se conservan dos copias, en las que aparece una condición que resulta algo sospechosa, pues el derecho se mantendrá ". . . a no ser que él, o alguno de sus sucesores obrare contra el obispo, en cuyo caso lo perderá . . .".
Resulta poco creíble el amenazar de ese modo a un fiel servidor recién recompensado, por lo que teniendo en cuenta lo que fue bastante habitual en esa época, es probable que dicha condición se añadiera a las copias del documento con posterioridad a la firma del original, cuando el obispado inicia la lucha por conseguir la posesión completa del castillo frente a los derechos de los sucesores de Sancho Garcés de Cerasvas.

Pedro I de Aragón enfeuda el Reino de Aragón al papa Urbano II a través de su embajador

Retrato imaginario de Pedro I de Aragón (rey de Aragón y Navarra) realizado aproximadamente en 1851-1854 por el pintor malagueño Manuel Aguirre y Monsalbe
1097: Donación del lugar de Bureta a la Catedral de Huesca
Pedro I dona a la Catedral de Huesca una "pardina" (terreno ya despoblado donde hubo anteriormente un núcleo de población) llamada Borvata (Boruata, Bureta) próxima a Fañanás, con todos sus términos, cultivados y no cultivados. El topónimo Bureta podría derivar del árabe "borg" (torre o baluarte), y es evidente que tras la reconquista no se fomenta la repoblación de esta defensa que complementaba el sistema defensivo del Castillo de Fañanás, pues aparece ya como despoblada en esa época.
11??: Primera referencia al Azud de Pueyo
Según algunos investigadores, en el siglo XII ya hay noticias de la existencia del Azud de Pueyo, siendo su aspecto actual el de sucesivas reformas de una obra ya existente.
11??: Primera cita documental de Abrisén que se conserva
En su trabajo "La villa y el castillo de Abrisén", Anchel Conte Cazcarro cita un documento sin fecha concreta pero perteneciente al siglo XII según Antonio Durán Gudiol, que es el más antiguo que se conserva sobre Abrisén, donde según describe ". . . aparece un repertorio toponímico rico, una relación de habitantes moros y cristianos, y aparece citado repetidamente el castillo, la iglesia con su sacerdote, la mezquita y la almecora . . .", un rico patrimonio trabajado y explotado por tres siervos de origen musulmán (exaricos) y cuatro cristianos.
El documento nombra un total de 14 habitantes, tres de ellos mudéjares, pero como indica Anchel Conte, el asentamiento debió tener más pobladores, pues además de los ya citados, que se encargaban de explotar los bienes catedralicios o las fincas próximas a ellas, estarían también los trabajadores de las heredades en poder de la Orden del Temple de Huesca o los que trabajaran para la familia Lizana, propietaria por aquel entonces de la Villa y el Castillo de Abrisén.
El Concilio de Letrán y la Reconquista

Retrato imaginario de Alfonso I el Batallador, rey de Aragón y Pamplona entre 1104 y 1134, realizado en 1879 por Francisco Pradilla y Ortiz, pintor aragonés nacido en Villanueva de Gállego que recibió la medalla de honor en la Exposición Universal de París de 1878
Tras el Concilio de Letrán de 1059 la Iglesia comienza una decidida lucha por independizarse del poder civil, pues hasta entonces las propiedades y su administración pertenecían al ámbito civil aunque la jurisdicción fuera eclesiástica. A partir de ahora los obispos asumirán toda la administración civil de las villas o castillos de su propiedad, y los hombres que allí viven les estarán sujetos como siervos o colonos.
Durante el avance de la Reconquista, los reyes aragoneses van tomando posesión de enormes extensiones de tierras que ahora permanecen yermas y sin dueño, las cuales donan a iglesias o nobles para que las repueblen, gestionen y cultiven.
Las tierras conquistadas son explotadas en primer término por los propios criados o siervos personales del señor, que habitan el núcleo principal de la propiedad, habitualmente un monasterio o castillo fortificado, y en segundo término por los llamados siervos adscritos, que poseen huertos o tierras colindantes y casas situadas alrededor del núcleo principal cuyo conjunto constituye la villa. De ahí que las referencias a Fañanás o a otras poblaciones aparezca descrita en tantas ocasiones como Castillo y Villa.
Tanto en las tierras de señorío civil como en las de señorío eclesiástico, se crean municipios con la intención de impedir la emigración en masa de los colonos o con el fin de aumentar los ingresos mediante las prestaciones y las tasas que se imponen a sus habitantes.
El nombramiento de los magistrados municipales, administradores y jueces está a cargo de los señores, prelados o iglesias a las que pertenece la villa.

Las conquistas de la Corona de Aragón - GIMÉNEZ SOLER, Andrés (1930): La Edad Media en la Corona de Aragón, Labor, Madrid
Foto de encabezado: Fragmento de una miniatura del Vidal Mayor, compilación del Fuero de Aragón redactada por Vidal de Canellas, obispo de Huesca, entre 1247 y 1252